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lunes, 7 de noviembre de 2011

Algunos académicos hicieron chicanadas a los pueblos de la barranca: José Casillas

El representante indígena de Ixcatán denuncia la parcialidad de varios científicos

Señala que no concuerdan los resultados de los estudios realizados sobre la contaminación del Santiago

JORGE COVARRUBIAS

La comunidad iindígena de Ixcatán en la barranca del río Santiago
La comunidad iindígena de Ixcatán en la barranca del río Santiago Foto: FOTO ARTURO CAMPOS CEDILLO

Muchos lo han visto en marchas y manifestaciones, hablando duro y directo en contra de acciones de gobierno que han afectado la calidad de vida de las poblaciones de la barranca del río Santiago, pero pocos saben que José Casillas, representante de la comunidad indígena de Ixcatán, además de ser un activista casi por naturaleza es también un profesor rural que surgió de la Normal de Atequiza y cronista de su región.

Estudió una especialidad en Historia en la Universidad Autónoma de Guerrero, la licenciatura en Educación en la Universidad Pedagógica Nacional y la maestría en Estudios sobre la Región en el Colegio de Jalisco y Universidad de Guadalajara, sin embargo no se considera un académico. Lo dice con sencillez: “yo soy un campesino”.

Entrevistado en su parcela, donde cultiva, pesca y cría ganado, José Casillas admite que tiene reservas hacia la comunidad académica, pues más de alguno ha empeñado sus conocimientos al servicio del poder. Concretamente se refiere a las muestras de agua que analizó la Comisión Estatal de Agua (CEA). Los habitantes querían saber el nivel de contaminación de los cuerpos de agua que recorren la barranca, dadas las descargas de lixiviados que hacen los vertederos de Hasar’s (de inversión privada) y Picachos (administrado por el ayuntamiento de Zapopan). Desconfiaron de los resultados de las autoridades y contrataron a un laboratorio particular que descubrió la presencia de cianuro y mercurio fuera de la norma.

“Soy campesino y profe rural, yo no me considero un académico. La gente de la academia luego anda en otros lados, en convenciones, en coloquios. Yo no sigo esa ruta, si platicamos con compañeros académicos, luego nos invitan a charlar, pero eso no quiere decir que seamos académicos, somos más bien maestros de banquillo, soy maestro de grupo de toda la vida salvo un ligero desliz burocrático que tuve en el DIF estatal.

–¿Cómo qué?

–Fui promotor comunitario gran parte del tiempo que estuve ahí.

–¿Por qué le llamas desliz?

–Pues por eso, porque no era la intención, era un verano que me invitaron al programa de Mujeres en solidaridad que operaba el DIF Jalisco y no sé cómo fregados le hicieron, pero me convencieron y pedí licencia en la escuela y fui pionero en un proyecto de formación integral de niños y niñas huicholes en los albergues de la sierra huichola de Mezquitic y Bolaños, tuvimos algún trabajo de seguimiento en proyectos en la sierra de Manantlán y soy pionero de un programa nacional que se llama Comunidad diferente desde el DIF Nacional que sigue operando, muy desfasado y hasta desproporcionado en función de los planteamientos que hizo el equipo.

–¿Qué piensas de los académicos?

–Creo que hay académicos muy comprometidos con su trabajo, bien sean de las ciencias exactas, o de las ciencias naturales o de las ciencias sociales y hacen una buena labor, yo creo que no hay que denostar el trabajo que hacen. A nosotros nos hicieron chicanadas, concretamente a los pueblos de la barranca, algunos académicos porque se pusieron de lado de la autoridad, la ciencia se pone a lado del poder y ahí es donde le vemos lo malo, la ciencia tiene que estar en función de las necesidades del pueblo para mejorar las condiciones de miseria, para mejorar las situaciones difíciles, pero la ciencia no puede ponerse al servicio del poder para explotar al hombre.

–¿Específicamente, qué les hicieron?

–Los estudios de los lixiviados los hicimos el mismo día en que los hizo la Comisión Estatal de Agua, en los mismos lugares, en los mismos puntos, con diferencia de media hora quizá y sin embargo ellos sacaron resultados diferentes y la interpretación que se da luego, dicen que no es tan grave, que tanto unos puntos de cianuro, de arsénico, y la manera en que nos trataban, porque la mesa técnica, dentro del convenio que se firmó hace dos años, era crear una mesa interinstitucional y ahí estamos hablando de un caso concreto y sí eran expertos, sin embargo no basta con que seas experto y conocedor de la materia, sino que también tengas una posición ética frente a la vida y frente a ti mismo y sí notamos que algunos compas muy bien se fajaron frente a los resultados, cuestionaron, pero otros no, es más sencillo ponerte de lado del gobierno o al lado de la empresa, incluso servirle de asesor, conocemos casos de gente muy formada, muy capacitada, pero que luego se ponen al servicio de los poderosos.

–¿Y la academia jalisciense?

–Yo no puedo opinar mucho porque yo no me considero jalisciense

–Pero platicas con ellos, los ves.

–Pues sí, platicábamos pero son coyunturas muy concretas, en problemas muy concretos y sería como difícil opinar, yo en realidad la academia no la conozco, pero de repente nos invitan a platicar y estamos para platicar nuestra experiencia, así como la platicamos ante cualquier auditorio. El otro día nos invitaron a una charla donde estaba el autor de El ecologismo de los pobres, un español, y nos confrontamos públicamente porque él señalaba algunas cosas; que todo es por la paz. Pues sí, ¿pero y la agresión?. Los pueblos no impulsamos la guerra, son los gobiernos y las empresas los que violentan nuestros derechos y tienes que defenderte de alguna manera. Solamente porque expliqué el proceso que se dio aquí en la barranca de cooperación de tierras y la experiencia del (19)94 con el cierre del basurero de Copalita y le pareció muy exagerado al español, pues bueno, es que aquí en América Latina así luchamos.

–¿En resumen, los académicos no voltean a los pueblos de la barranca?

–Hay algunos que están volteando, pero nosotros hemos sido muy claros que si les interesa hacer sus trabajos de investigación primero nos busquen a nosotros, a las autoridades formales del Comisariado de Bienes Comunales, o a los pequeños propietarios para que el trabajo que hagan también tenga una utilidad social y no solamente sea para sacar un título y se han hecho algunos trabajos, hay en proceso una tesis de doctorado por ejemplo y la idea es que los trabajos que se hagan realmente sirvan para los pueblos, para que éstos se reconozcan y para no perder la memoria histórica y entonces a mí me parece fundamental eso.

Casillas recibió hace un par de semanas la noticia de que será director de la escuela primaria en la comunidad que lo vio nacer. Desde que inició su activismo se ha empeñado en recuperar la memoria histórica de los pueblos de la barranca. Las futuras generaciones son su principal centro de atención.

“Nuestra idea es un poco generar procesos de autogestión y de emancipación comunitaria”, concluye.