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lunes, 7 de noviembre de 2011

En su defensa territorial Mezcala no es sólo una isla

Gloria Muñoz Ramírez

El pasado 6 de septiembre Rocío Moreno, comunera coca de Mezcala, activista e historiadora, fue aprehendida acusada de “daños a las cosas”. El proceso no se sostuvo, en primer lugar porque Rocío es inocente de cualquier cargo, y en segundo lugar porque el fondo del asunto es la defensa del territorio que Rocío y la mayor parte de los comuneros de Mezcala llevan a cabo desde hace 11 años. Entrevistada por Ojarasca en la ciudad de México, en el marco de III Jornadas Andino-Mesoamericanas Movimiento Indígena, Rocío se refiere al trasfondo que la llevó a ella y otros nueve comuneros a enfrentar un proceso de criminalización.

La historia se remonta a 1999, cuando el empresario Guillermo Moreno Ibarra invadió nueve hectáreas de una zona boscosa de tierras comunales. A partir de esa fecha la comunidad inició un proceso jurídico por la restitución de las tierras invadidas, mismo que entró en su última etapa y ya sólo se espera una sentencia favorable para la comunidad, pues ni siquiera el peritaje del invasor pudo acreditar que las tierras que ocupa están fuera del área comunal.

En este contexto, explica la comunera, Moreno Ibarra inició una serie de actividades dentro de la comunidad para tratar de debilitar el proceso jurídico y organizativo. En marzo pasado levantó una nueva construcción fuera de las nueve hectáreas ya invadidas, con la que prácticamente desvía los cauces de agua, afectando el ganado y las parcelas. El empresario hizo una represa e instaló una estructura metálica con un panel solar, con la intención de subir el agua a su finca. Con esto, advierte Rocío Moreno, “muestra que no le interesa el juicio ni las medidas cautelares, que no necesita permiso para realizar estos trabajos y que las autoridades lo apoyan. En ese momento la asamblea tomó un acuerdo y envió a una comisión de 50 comuneros a desmantelar el panel y entregarlo al Ministerio Público”.

La estrategia posterior del invasor consistió en “empezar a comprar autoridades para poder construir un expediente que tuviera los mínimos elementos para poder girar órdenes de aprehensión bajo el cargo de robo calificado. No se la aceptaron y se quedó “como daños a las cosas”. Pero fuera de la comunidad, como él sabía que habría elecciones internas, comenzó a “cepillear” a todos los comuneros que viven fuera de Mezcala y logró juntar a 20 que tenían años de no vivir en la comunidad. Así ataca el juicio que estamos llevando contra él”.

La lucha actual contra Moreno Ibarra es muy significativa para Mezcala, pues, explica Rocío: “si entra él, entran todos los intereses políticos y económicos que quieren invadir la comunidad; si lo sacamos a él, sacamos a todos esos intereses. Él es la ventana de las invasiones de una serie de autoridades y empresarios que quieren entrar a la comunidad”.

Rocío Moreno sale de la prisión por falta de pruebas, pero a nueve comuneros se les dicta auto de formal prisión, en un proceso repleto de irregularidades, por lo que el caso se turnó al Supremo Tribunal de Justicia en Guadalajara: “Ahora se trata de volver a entregar las pruebas y esperar que los tres magistrados que estudiarán el caso vean realmente todos los antecedentes y el contexto de las cosas, pues lo que está detrás no es un panel solar, sino un conflicto agrario. Los magistrados tendrán que decidir entre criminalizar la lucha social de toda una comunidad o liberarlos de todos los cargos que tienen, pues cinco de ellos únicamente fueron a realizar un trabajo comisionados por la asamblea de comuneros”.

Rocío relata que a raíz de los acontecimientos la comunidad entró a un proceso de reflexión muy importante. Por un lado, advierten que “ya no podemos estar esperando los golpes. Tenemos que ir más allá de eso para poder ganar esta guerra que nos están haciendo, y para eso tenemos que impulsar los proyectos que construimos dentro de la comunidad, tales como la educación, los medios de comunicación, un comedor comunitario, etcétera”. Estos proyectos, insiste, “son muy importantes porque los invasores y el gobierno traen la bandera del progreso, sin decir que están encima de las tierras y de la cultura la comunidad, por eso nosotros tenemos que mostrar que hay formas de vivir al margen del capital y de las instituciones que nos joden. La defensa del territorio, no hay más, es la autonomía, en concreto estos modestos proyectos. Y el fortalecimiento de nuestra autoridades, de nuestras comisiones de trabajo, como los talleres de historia comunitaria, las comisiones de ecología, de vigilantes del territorio, de linderos, de los jueces de barrio que organizan trabajaos colectivos, entre otras”.

A toda esta organización, señala la participante activa del Congreso Nacional Indígena (CNI) “es a lo que le tienen miedo, pues cada vez se compone una autoridad mayor, y ya no pueden sobornar sólo al presidente de bienes comunales, pues ya hay muchas comisiones”.

La otra reflexión a la que los llevó el actual hostigamiento es “qué tipo de política se está haciendo en la comunidad, pues nos parece increíble cómo se lograron manipular las elecciones adentro, con una acción viciosa desde arriba. Eso siempre lo hemos criticado en los partidos políticos pero no habíamos sentido lo que significa la imposición interna. Estamos reflexionando que se tiene que romper con los vicios de las viejas formas de hacer y producir política, que a nivel nacional nos han jodido y a nivel interno nos tocó ahora. No lo lograron, pero sí nos descontrolaron. Por eso se tiene que reforzar el gobierno tradicional, donde se llegue al consenso y no a la imposición. Tenemos que trabajar mucho en la verdadera política de abajo”.

Los días que se vivieron en septiembre trajeron rabia, coraje y también miedo. “Al ver a las patrullas en las calles, los compañeros bajo procesos de criminalización se asustaron, pero después de eso hay ánimos renovados, y coraje más que nada; la decisión de no dejar que ganen los intereses de una persona sobre una comunidad, y queda también el orgullo de la participación de las mujeres, que son las que salieron los primeros días. Son ellas las que han levantado los ánimos en la comunidad. Y el trabajo de los jóvenes, que también está siendo muy importante para informar adentro de todo lo que está pasando, para discutir y reflexionar”.

http://www.jornada.unam.mx/2011/10/08/oja-mezcala.html