Juan Carlos G. Partida/ La Jornada
El Instituto Mexicano de Tecnologías del Agua (IMTA) identificó en el río Santiago mil 90 sustancias químicas, entre ellas arsénico, tolueno y fenoles (tóxicos y cancerígenos que afectan el desarrollo neuronal), pero los gobiernos federal y de Jalisco ocultaron el estudio, denunciaron hoy Greenpeace México, el Instituto Mexicano para el Desarrollo Comunitario (Imdec) y la asociación Un Salto de Vida.
El análisis se realizó entre 2009 y 2011, después de que el 13 de febrero de 2008 el niño Miguel Ángel López Rocha, de ocho años de edad, falleció en el hospital general de Occidente, en esta capital. Vivía en el municipio de El Salto, junto al río, al cual cayó accidentalmente el 26 de enero. Pese a la atención médica, 19 días después murió intoxicado. Sus niveles de arsénico en la sangre eran 400 veces superiores a lo normal.
Representantes de las tres organizaciones ambientalistas señalaron que durante más de un año el IMTA se negó a revelar el estudio, pues reconoció la existencia de
cientos de sustancias tóxicas, la mayoría generadas por la industria, más que por los municipios por donde corre el río, y
admitió que esta contaminación pone en riesgo a las poblaciones locales.
Gustavo Ampugnani, director de campañas de Greenpeace México, dijo que los datos se obtuvieron por medio de un recurso de revisión ante el Instituto Federal de Acceso a la Información, el cual se les facilitó el documento
Actualización del estudio de calidad del agua del río Santiago (desde su nacimiento en el lago de Chapala hasta la presa Santa Rosa) tercera etapa.
La investigación revela que el IMTA encontró en el río compuestos orgánicos semivolátiles y volátiles, algunos altamente tóxicas como ftalatos, fenoles, tolueno y retardantes de llamas, entre otras sustancias cancerígenas y disruptores hormonales y neuronales.
En general, se concluye que las descargas industriales resultaron más contaminantes que las municipales, pues entre 87 y 94 por ciento de las industrias incumplen al menos uno de los parámetros de la norma oficial mexicana 001-Semarnat-1996, dice el documento.
Las autoridades
sabían que hay cientos de tóxicos en el río y quiénes los descargan en la cuenca. Sabían que la gente está en riesgo permanente y no hicieron nada, criticó Enrique Enciso Rivera, de Un Salto de Vida.