Llega la Caravana por la Tierra y el Territorio, encabezada por cerca de 200 choles de Tila, Chiapas, a la Suprema Corte de Justicia de la Nación para exigir un fallo favorable sobre la restitución de 130 hectáreas de su territorio. Este jueves se conocerá el veredicto.
Gloria Muñoz Ramírez y Jaime Quintana Guerrero/desinformemonos.org
Fotos: Clayton Conn
Fotos: Clayton Conn
Ciudad de México. Llegaron,
recorrieron el centro de la ciudad de México en una marcha digna,
pacífica y combativa, y se plantaron frente a la Suprema Corte de
Justicia de la Nación (SCJN), a un costado del palacio nacional. Son,
para ser exactos, 187 hombres y 27 mujeres, todos choles del ejido de
Tila, ubicado al norte de Chiapas, pueblo que reclama una decisión
favorable al recurso jurídico que interpuso por el despojo de 130
hectáreas por parte del gobierno del estado.
La Caravana por la Tierra y el Territorio
fue recibida en esta ciudad por diversos colectivos de La Otra Campaña,
iniciativa política de la que es parte el ejido de Tila. La Red
Nacional Contra la Represión, los campesinos de San Salvador Atenco, un
grupo de sindicalistas de Telmex, los trabajadores del Sindicato
Mexicano de Electricistas (SME), el Frente de Pueblos, entre otras
organizaciones, acompañaron la marcha que partió del monumento a la
Revolución al zócalo capitalino.
El jueves 2 de agosto la SCJN deberá
emitir el fallo sobre elamparo 259/1982 y el incidente de ejecución de
la sentencia 1302/2010. Afuera del inmueble estarán los ejidatarios
esperando la resolución, en silencio, durante todo el día.
La marcha de
este 1 de agosto fue encabezada por los choles llegados el día anterior
en cuatro autobuses. Están cansados y cansadas de tantos kilómetros
recorridos. Llevan prácticamente cuatro días casi sin dormir, pero
marchan con gritos combativos, uniformidad y disciplina. Todos traen
paliacate al cuello, símbolo de la resistencia de los pueblos de
Chiapas, y algunos portan machetes al igual que sus compañeros de
Atenco.
“Estamos aquí porque queremos que se
respete la legalidad y los derechos de los pueblos indígenas. Venimos a
presentar nuestra lucha, que es en defensa de la tierra que trabajamos,
que vivimos y nos da de comer”, afirma uno de los ejidatarios, micrófono
en mano, desde el sonido instalado en una camioneta frente a la sede
máxima de impartición de justicia en México.
Simultáneamente, en Tila, marcharon seis
mil ejidatarios en defensa de sus tierras. El Centro de Derechos Humanos
Fray Bartolomé de las Casas reportó que la movilización se llevó a cabo
por las calles de la cabecera municipal y que iniciaron un plantón
frente a las oficinas del comisariado ejidal para exigir la restitución
de las 130 hectáreas de las cuales fueron despojados en 1980, mediante
un decreto emitido por el Congreso local.
Esta lucha no es nueva, como advierten
los oradores frente al palacio de justicia. “Fue un sacrificio y un
desgaste económico y físico para lograr la tierra desde 1922 y hasta
1961, cuando se aprobó el plano definitivo. Nuestros antepasados nos
dejaron como herencia las 2 mil 938 hectáreas de terrenos nacionales y 2
mil 466 que estimamos como tierra recuperada que nos benefició la
revolución de 1910, por lo que suman un total de 5 mil 405 hectáreas”.
“La expropiación de estas tierras”, explica en entrevista con Desinformémonos
uno de los integrantes de la comisión de ejidatarios, ”es parte de un
proceso de implantación de proyectos, pues quieren convertir a nuestro
pueblo en atractivo por sus fachadas y sus costumbres, quieren utilizar
el agua y la cuevas para estos fines”.
Por eso, indica, “venimos a pedir al
gobierno una respuesta favorable a la expropiación. Nuestros abuelos y
padres lucharon por estas tierras y venimos a la ciudad de México a
defenderlas”.
De aquí, insiste uno de los voceros,
“queremos llevarnos a nuestro pueblo una resolución favorable. Si así se
diera pensaremos que si hay justicia para los pueblos. Si se da una
resolución negativa la asamblea decidirá las acciones siguientes”.
A la Suprema Corte de Justicia llegó la
marcha encabezada por los principales de la comunidad, quienes
encendieron cuatro velas correspondientes a cada uno de los puntos
cardinales, y bailaron la danza de la pluma, tradición de la cultura
chol, con los acordes de los instrumentos musicales de la región. El
copal y el incienso acompañaron los rezos con los que piden que su
palabra sea escuchada.
Las 130 hectáreas de las que fueron
despojados no son poca cosa. Ahí se impuso la zona urbana y el fundo
legal, “pero esos terrenos son ejidales según la resolución presidencial
correspondiente”. En la zona urbana “hay un mercado de lujo, edificios,
centros comerciales de lujo y semi lujo, hoteles, jardines y centros
colectivos y el templo que es patrimonio de los choles, utilizando los
derechos de terceros para propiedad privada”, señalaron desde Tila.
La resolución de este jueves será
decisiva no sólo para el pueblo chol de Tila, sino para el resto de los
pueblos indígenas del país que luchan contra el despojo de su territorio
y de su forma de vida. En silencio, reiteran, esperarán el veredicto, y
después el pueblo decidirá lo que sigue.