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lunes, 16 de julio de 2012

Las mulitas: una representación con arrieros, bandidos y mulas



Mulas, arrieros y bandidos

Hasta el año de 1958, el sistema de transporte de personas y mercancías de Ixcatán hacia la ciudad de Guadalajara era en bestia: burro, caballo, mula o similar; no había más, los automotores apenas se conocían cuando se iba a la ciudad o se les veía pasar por la brecha que iba a Ixtlahuacán del Río y que pasaba en su punto más cercano por la huerta de “El Placer”.
El destino de las recuas dependía del tipo de personas o mercancías que trasladaran; la leña y carbón se llevaba a La Experiencia o Atemajac, lugares en donde había fábrica de hilados y tejidos, a veces las cargas de frutos, pochote, leña y carbón, se llevaban hasta el centro de la ciudad, entonces se hacían siete horas con las mulas cargadas hasta el mercado Corona, cercano a la catedral de Guadalajara.
Los animales mejores para la carga y caminar por los senderos llenos de acantilados, pedregosos e inclinados, eran las mulas y los machos, podían mayor carga y además eran más seguros en su andar de día o de noche, sólo que eran difíciles de conseguirse y de domar, así que, estos animales los acaparaban los hacendados, dueños de minas y ricos comerciantes, por lo que los arrieros independientes sin poder económico, tenían que conformarse con los asnos como bestias de carga.
Un arriero que tenía a su cargo de cinco a diez mulas o asnos, es como si en estos momentos manejara un tráiler, era reconocido como hombre de mundo, enamorado y valiente. El paso de Guadalupe fue famoso porque a esa altura del río Santiago hasta el año de 1892, pasaron importantes cargamentos de abarrote, minería, frutas y verduras, leña y carbón,  lo mismo  el camino real que venía del lado de San Cristóbal de la Barranca y que cruzaba  San Lorenzo, Huaxtla y La Soledad para tomar por el “roble grande” y salir al mesón de Copala y San Esteban para luego tomar hacia Tesistán, Zapopan o Guadalajara.
Ese camino que venía sobre la barranca, servía para el traslado de cargamentos importantes, así que en tiempo de crisis derivada de las malas cosechas, del despojo de tierras a los indígenas, de las enfermedades y explotación hacia los trabajadores, que algunos crearon grupos para el asalto a los caminos como forma de sobrevivencia o como ocupación principal, esto ocurrió en intervalos, entre los años 1850 hasta 1930, período de la guerra entre los liberales y conservadores, la guerra de reforma, la invasión francesa, la revolución mexicana y la guerra cristera.
Algunas de las bandas por lo arriesgado de sus hazañas crearon fama y acumularon riquezas, sobre todo cuando expropiaban cargamentos de las mineras que traían lingotes de oro y plata.
Los bandidos eran muy buenos jinetes, conocedores de caminos, cuevas, rescoldos, acantilados, arroyos y ríos, por lo que en la huída se escondían fácilmente. Poco se conoce de que el gobierno o la “acordada”, grupo local armado por la misma autoridad, hayan atrapado a grupos completos de bandidos, por lo que algunos de sus jefes se convirtieron en leyenda viviente en la barranca, crearon prestigio de avezados y rudos ante los demás y algunos fueron los nuevos acaparadores de tierras.
Quienes sufrían de manera física y directa de los asaltos eran los arrieros y las bestias de carga, sabían estos antiguos habitantes de los caminos, que si se resistían podía costarles la vida; en lo que toca a las mulas y burros, se les hacía sufrir en las persecuciones, incluso que murieran al desbarrancarse en su loca carrera, o que cargaran pero ahora al servicio de los bandidos que se perdían en el espesor de la vegetación de los cañones y montañas.
Por ello y para no olvidar nuestra identidad es que rescatamos del baúl  de los recuerdos, esta historia de mulas, arrieros y bandidos.
(José Casillas)

Para la representación de la noche del 1o de noviembre

Personajes
·         Mulas: niños o niñas ataviados de un aparejo, que están a cargo de los arrieros.
·         Arrieros: jóvenes o adultos ataviados de una caña de maíz.
·         Bandidos: jóvenes o adultos, ataviados de una caña de maíz o un trozo de carrizo.
Materiales
·         Aparejo para cada mula y obsequios que cargarán las mulas.
·         Caña de maíz o carrizo una por bandido y arriero.
·         Obsequios: dulces, calabazas, cacahuates, frutos, etc.

Trama
1.      Se trata de un recorrido que hacen las mulas y arrieros, casa por casa, de manera intempestiva aparecen los bandidos para asaltar los cargamentos, por lo que los arrieros defienden las mercancías.
2.      Los obsequios que dan los vecinos, se van colocando en las bolsas de los aparejos, que son cargados por las mulas hasta el lugar final de su destino. En caso de que se les pida, los arrieros le ordenan a las mulas, bailar de pedorrito, movimientos similares a lo ahora se conoce como “el gallinazo”.
3.      Los bandidos no deben tocar a las mulas y sus encuentros los tienen con los arrieros.
4.      Una vez concluido el recorrido, se reparten los obsequios entre los niños-mulas, arrieros y bandidos. Antes se rezaba una oración a los muertos porque el día de su representación era la noche de la víspera del día de los difuntos.