Alejandro Velazco/La Jornada Jalisco
“Nos hemos dado cuenta que el gobierno no
puede y no quiere resolver los problemas que nos afectan”, relatan
habitantes de El Salto, afectados por la contaminación del Río Santiago,
quienes pretenden replantearse las acciones colectivas para poder
subsistir en un territorio altamente dañado por la contaminación
industrial. Entre estas nuevas perspectivas de trabajo comunitario se
encuentran proyectos de agricultura y arte para mejorar la calidad de
vida con base en el trabajo de los propios vecinos.
En el marco del II Encuentro Internacional de Estudios Sociales y Región en
el Centro Universitario de la Ciénega (CUCi) de la Universidad de
Guadalajara (UdeG), integrantes de la Asamblea Regional de Afectados
Ambientales se reunieron y compartieron sus experiencias de afectaciones
de los pueblos de la barranca y por la contaminación del Santiago.
A decir de
Graciela González, de la asociación Un Salto de Vida, la reconsideración
en las formas de lucha es lo más difícil “porque empezamos desde la
desesperación, hacíamos cosas a como nos habían enseñado de que el
gobierno iba a resolver, al paso de los fregadazos y reconsideraciones
colectivas le vemos a ese entorno pocas posibilidades, porque hay poca
voluntad política”.
Los pueblos de la Barranca –Ixcatán,
Huaxtla, San Esteban, Milpillas, Ex Hacienda del Lazo, San Lorenzo, y
Ejido de Copala– no sólo comparten con El Salto la problemática
ambiental, sino también la visión de que la política actual está basada
en el dinero y no en la vida.
Por estos motivos han cambiado sus formas
de acción dentro de las comunidades, con procesos de reflexión al
interior, comenzando por ir a los barrios para representar los
diagnósticos que se tienen y brindar información.
En el caso de El Salto, desde hace varios
meses se están impartiendo cursos de agricultura urbana. “Estamos
buscando la manera de enseñarnos a sembrar, tener comida más confiable
que las que traen de las huertas con fertilizantes, para tener una
opción de vida”, relata la bióloga.
También se trabaja en la formación de un
vivero, “para poner verde a El Salto y Juanacatlán” y se han establecido
reuniones con artistas comunitarios que ayuden a expresar la denuncia
de la contaminación de otras maneras.
“Es difícil para los niños y jóvenes
soportar un discurso permanente, estamos buscando otras lógicas para
presentar el problema socioambiental, económico y político, que nos han
llevado toda esta destrucción de los pueblos”, indica Graciela.
También se están fortaleciendo en el
panorama jurídico los casos de las comunidades aglutinadas en la
Asamblea, para presentarlo en el Tribunal Permanente de los Pueblos –con
sede en Roma y que se encuentra en sesiones dentro del territorio
nacional–, “para evidenciar al Estado mexicano por hacer estas leyes
obsoletas y todo el modelo que da al traste a nuestras vidas”.
Por su parte, el poblado de San Francisco
Ixcatán, se enfoca más en el rescate de las costumbres del lugar para
crear arraigo entre los habitantes. Desde la fiesta de los tastoanes
hasta la elaboración de recetarios con comida típica de la zona, los
esfuerzos van en este sentido.
Como relató doña Sofía, pobladora de
Ixcatán, el trabajo con niños es muy importante, con ellos se elaboran
los disfraces tradicionales de las fiestas del pueblo a fin de rescatar
costumbres perdidas.
También se tiene un programa de
elaboración de hornos que trabajan con leña, con el cual se ha
beneficiado a 24 familias. Esto con el motivo de ahorrar en el consumo
de gas, además las estructuras cuentan con un sistema que no afecta la
salud de las familias y se utilizan maderas de la región.
El próximo año se desarrollará, comentó José Casillas, un trabajo para lograr la captación de agua de lluvias.
En cuanto a Huaxtla, que continúa con los
problemas por los lixiviados que caen de los basureros Picachos y
Hassar’s, los pobladores pretenden continuar con las acciones a fin de
que las plantas de tratamiento de ambos vertederos funcionen
correctamente y no viertan sus desechos al arroyo Milpillas.
Además se trabaja en huertos de mango y
maíz que no utilizan químicos, a fin de mejorar la alimentación y se
están buscando nuevas fuentes de agua limpia, pues el actual
ayuntamiento prometió construir un pozo profundo, el cual no se ha
comenzado.
Investigadores analizan problemática
En la primera jornada de este encuentro
internacional –que durará tres días– diversos expertos e investigadores
en el área del medio ambiente se dieron cita en el CUCi para dialogar
con alumnos de la universidad y afectados directos por la contaminación
del Santiago a fin de analizar las situaciones que existen en el estado
de problemas ambientales, además de alternativas agropecuarias a fin de
mejorar las condiciones alimenticias en la entidad.
Paulina Martínez, organizadora de las
mesas, resaltó la importancia de estos diálogos y que se den a conocer
las problemáticas entre los habitantes de zonas urbanas.
Entre los temas que se trataron, Jaime
Morales, habló sobre la recuperación de la agricultura familiar y el
consumo como un acto político, es decir, que conlleva a una reflexión
sobre a quién se le compra y qué es lo que están consumiendo.
Él considera que uno de los problemas
principales es la relación desigual que existe entre el campo y la
ciudad, la ciudad como depredadora de los recursos de campo, en donde
paradójicamente los productores son los más pobres.
También se habló de la pesca, en donde el
experto Antonio Corgos, hizo comparativos entre las ventajas de este
tipo de actividad sobre la pesca industrial, “en términos generales esta
última contamina más porque utiliza grandes cantidades de diesel y
vierte desechos en el mar, además la pesca industrial extrae especies
que no son de su interés y las desecha”.
El biólogo Gregory Nieves, hizo una
descripción de las especies endémicas de la barranca de Huentitán en
peligro de extinción, que representan una gran diversidad.
Indicó que los huertos tradicionales –que
enfrentan el problema de la contaminación del Río Santiago– ayudan al
equilibrio ecológico de la Zona Metropolitana de Guadalajara, por lo
cual, aseguró, deben recuperarse incentivando a los campesinos a través
de bonos por los servicios ambientales.